-A ese
punto que está allá, fijo, lejos, ¿lo ves? Ahí vamos.
-No lo
veo, no estoy seguro de querer ir.
-¿Por
qué? ¿Porque no lo ves o porque sí lo veo yo?
-Por
ambas cosas. ¿Cuál sería ese punto? ¿Me lo señalás?
-Ahí,
justo ahí. Por donde iría una luz de láser si saliera de mi dedo. Igual, no vas
a poder verlo como yo.
-¿Y si
cambiamos de lugar?
-Es lo
mismo. Tus pupilas seguirán siendo las tuyas y mis pupilas, mías.
-¿Por
qué elegiste ese punto?
-Porque
es lo que quiero…
-Mirándolo
desde acá.
-No,
mirándolo desde siempre.
-¿Qué
es siempre?
-Antes.
-¿El
pasado?
-Todo.
Siempre es todo. Lo que no pasó, todavía no existe, entonces no se cuenta como
siempre.
-¿Y
cómo sabés que no te vas a perder?
-Porque
no dejaré de mirar el punto.
-¿Y si
te distraés?
-No me
distraería…
-¿Y si
aparece un obstáculo?
-Los
obstáculos no existen.
-¿Y si
ya estuvieras ahí?
-¿Ahí,
dónde?
-En
ese punto fijo.
-¿De
qué punto hablás vos?
-Mirá,
seguí mi dedo. Como si una luz saliera de él.
-Ah,
ese… No me interesa.
-¿Por?
-Porque
ahí no hay música.
-¿Cómo
sabés?
-Escuchá…
Siempre estuvimos acá.
-¿Qué
es siempre?
-Todo.
-¿Dónde
es acá?
-Siempre.
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