-Necesito
una historia.
-Tomá -respondió y le dio una
cajita de esas que contienen otra cajita y otra y otra, que lo obligaba a
pensar en los cuadros que dentro tienen un cuadro y otro y otro, o en cuando se
enfrentan dos espejos que se reflejan y reflejan y reflejan.
-No
puede ser. Necesito una historia -reconfirmó
él con la mirada cada vez un poquito más triste.
-Bueno,
tomá -volvió a responder,
molesta y resoplando, y le entregó una manzana mordida.
Sólo el silencio restaura cada cosa en su lugar.
ResponderEliminarAcaso contar historias sea morder manzanas, como no, retazos de realidad, de imaginación a los que les damos unos mordiscos y un sentido.
ResponderEliminarBeso
yo te daría un mordisco a vos...
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